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Sporting Cristal Campeón de la Copa Marlboro NY 1988

En agosto de 1988, Sporting Cristal fue invitado a participar en la edición de Nueva York de la Copa Marlboro. La Copa se desarrollaría a modo de campeonato relámpago, en menos de una semana y los otros tres participantes eran: el Benfica de Portugal, subcampeón de la Copa de Campeones de Europa 1987 (lo que actualmente es la Champions League), que contaba con Mozer, Miguel Veloso y Mats Magnusson como sus principales estrellas; el Barcelona de Guayaquil, campeón ecuatoriano de 1987, y el Nacional de Medellín de René Higuita, Leonel Alvarez y John Jairo Tréllez.

De pie: Pedro Olivares, Segundo Cruz, Luis Ochandarte, José Fernández, Percy Olivares y Jesús Purizaga
Abajo: César Loyola, César Cueto, Luis Redher, Víctor Hurtado y Francesco Manassero

En el primer partido, a los rimenses les tocaba enfrentar al Benfica, mientras que el Barcelona de Guayaquil hacía lo mismo contra el Nacional. El cartel de los lusitanos, hacia presagiar una derrota cervecera, aquella tarde sería una de esas en que los poetas se inspiran.

Los primeros minutos fueron un vendaval de los portugueses que permitieron a Jesús Purizaga lucir su apelativo de ‘Gato’. Un tiro libre sin barrera –una especie de penal de larga distancia, otra de las cosas raras de este torneo- del mundialista brasileño Mozer permitió a los rojos abrir la cuenta. Pero los rimenses se supieron recuperar y antes de finalizar el primer tiempo, un pase de Cueto en profundidad a su tocayo César Loyola dejó a este a tiro de gol, oportunidad que no fue desperdiciada por el moreno delantero para señalar el empate.

Catalina «Catita» Bentín posa con la Copa Marlboro junto a los jugadores a su llegada a Lima.

La agilidad de Purizaga, los desbordes de Percy Olivares, la entrega de Jorge Arteaga, el talento de Francesco Manassero, la velocidad de Loyola y la calidad de Cueto hicieron que las acciones fueran equilibradas en el segundo tiempo.

El partido terminó empatado y tuvo que recurrirse a los penales para definir al ganador, y la rueda fue certera para casi todos. Mats Magnusson (goleador del equipo portugués) debía disparar el útimo tiro ante Purizaga. El disparo fue hacia la izquierda del arquero, quien con una nueva felina estirada atajó el disparo para segundos después salir corriendo a celebrar como si se tratara de la Copa del Mundo. Un equipo peruano había vencido al poderoso Benfica.

La final contra Barcelona -que le había ganado también por penales al otro favorito, Nacional- fue un monólogo celeste. Empezó con una jugada casi de fulbito, en la que Manassero encontró la defensa ecuatoriana abierta totalmente para cederle el balón a Loyola que se internaba. Este corrió unos pocos metros y tiró al marco de Carlos Morales para anotar el primero de los del Rímac.

En el segundo tiempo vendrían el segundo y tercer gol. Primero anotó Hurtado, y luego nuevamente Loyola tras pase del ‘Tuta’ Rehder, a su particular estilo –aprovechar su velocidad, correr y patear-. La goleada la cerró justamente Rehder con un soberbio tiro de larga distancia. El resultado final, un 4 a 0 inapelable.

El pueblo peruano lamentablemente no gozó del triunfo en directo, en esa época no habían las facilidades de transmisión actuales. La llegada del equipo del Rímac fue esperada por sus hinchas, quienes llegaron en gran número al aeropuerto Jorge Chávez.

La Copa Marlboro otorgó, después de mucho tiempo, un título internacional para el fútbol peruano.

La anécdota: César Cueto se vistió de celeste

La celebración fue excesiva, con una montaña humana alrededor de Company y con César Cueto -sí, Cueto- como capitán cervecero, quien levantó la enorme y pesada copa que sigue decorando la vitrina principal en la sede bajopontina en La Florida.

¿Pero, por qué uno de los mayores símbolos aliancistas jugó por Sporting Cristal (y campeonó con ellos)? Responde César Cueto.

«Había llegado lesionado de Colombia, había estado jugando en el Cúcuta y en el Pereira. Tuve una lesión en los ligamentos y decidí volver. Me quedé 8 meses fuera de las canchas. Estaba alejado y me llamó Miguel Company para invitarme (ambos nacieron en el Rímac). Acepté porque él es mi amigo y porque necesitaba volver a jugar. Fue una bonita experiencia, pero nunca firmé contrato.», dijo Cueto.

MIRA EL PARTIDO COMPLETO FRENTE A BARCELONA EN EL SIGUIENTE ENLACE