Hay partidos como el de ayer en el que es difícil no mencionar el error arbitral que modificó el partido. Renzo Garcés luchó un balón con Alexi Gomez y Diego Haro creyó ver agresión. Fue roja directa en una de las jugadas más inocuas del fútbol. Si Haro fuera un árbitro severo podríamos redirigir la crítica. No lo es. Juan Vargas tuvo una jugada similar y Haro no sacó roja, ni siquiera amarilla. Vamos, ni siquiera pitó la falta.
¿Entonces?
Entonces lo de Haro afectó el desarrollo del partido y el resultado del mismo. En esa idea, pésima jornada del pito que se ha hecho merecedor de una sanción. Congeladora para él. No hay otra.
Ahora que si tú quieres ver agresión en lo Garcés es simplemente porque te gusta dar la contra. Pero el fútbol también tiene lugar para ti.
Por lo demás, dicho eso, habría que decir que el empate fue correcto porque el partido se dividió en un tiempo para cada equipo. Claro, lo más probable es que si no se hubiera dado el “Harazo“, Sporting Cristal se lo habría llevado con tranquilidad. Y lo digo así porque Cristal asumió sus limitaciones y atacó. Partió desde defenderse bien (que lo hizo correctamente) y salir en ataque rápido aprovechando los espacios que el local dejó atrás. Así llegó el primer gol. Cristal soportó bien el ataque rival y luego llegó al área rival en tres toques. Cristian Ortiz, Alexis Rojas e Irven Ávila. Gol. Para continuar la sana costumbre de gritar goles cerveceros en ese estadio.
Universitario iba porque iba y Cristal administró mejor sus opciones. Garcés y un buen centro con espacio para que Luis Abram peine e Irven añada. Dos a cero sin superioridad pero con tranquilidad. Buen partido.
Luego vino el harazo y ahí se acabó Cristal.
La sensación amarga queda por lo débil del equipo. Garcés no desentonaba pero tampoco era la pieza angular del equipo. Y, sin embargo, sin él nos fuimos al tacho. Luego cuando te pones a pensar que Cristal estaba ganando el partido con un equipo remendado, todo coge mas sentido.
Veamos. Cristal salió a jugar sin defensas centrales (Jorge Cazulo y Renzo Garcés no lo son), sin laterales (Luis Abram y Josepmir Ballón tampoco lo son), en el medio con el recurso al capitán que en cada partido va menguando su rendimiento. Adelante con Ortiz que es una total estafa. Un equipo así, armado como castillo de naipes, se cae al primer golpe.
Y en la banca no habían muchas soluciones. Pablo Zegarra demostró que su gran deuda es replantear el partido. De todas las (pocas) opciones que tenía, escogió la peor. Lanzó a un falto de fútbol Jair Céspedes a un partido caliente y éste no pudo cogerle jamas la marca a Aldo Corzo que nos anotó un gol y dio asistencia para el otro. El local encontró espacios y un equipo remendado y anotó dos goles. Luego se chocó con sus propias limitaciones y permitió que los jugadores de Sporting Cristal, que no el equipo, se paren mejor.
En un año tan terrible, tal parece que la única pseudoalegría que podemos tener es haberle aguado la fiesta a la U tanto en apertura como en clausura. Pero eso es demasiado poco para Cristal.
Por: Chalo
Director de elcristalconquetemiro.com
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