La Cancha: Sporting Cristal 2 – Deportivo Municipal 2
Mientras Renzo Revoredo se enfundaba la camiseta para entrar a jugar los últimos minutos del partido del sábado, yo recordaba a Sergio Blanco que, en un partido similar al del sábado, fue sabio y expediente para quemar minutos con posesión de balón.
En aquel partido contra Sport Huancayo, cuando logramos con mucho sufrimiento poner el marcador a nuestro favor, el uruguayo sabio recibió dos pelotas, las llevó lejos del área de Sporting Cristal y, en vez de dejar que la locura lo domine, la durmió en sus pies, se colocó con sapiencia y ocasionó la falta. Minutos calientes, minutos restantes para sellar una victoria trabajosa, jugador sabio que ganó una falta a favor lejos del área de Cristal. El Chapa estaba en la banca, caminaba extenuado por el largo calentamiento rumbo a mirar desde el cemento los últimos minutos del partido. “Revoredo, no, ¡Blanco!” – pensé.
Hay errores que cuestan partidos. Yo creo que Daniel Ahmed erró en esa última elección. Carlos Lobatón ya estaba extenuado y había sido golpeado todo el partido. Meter a Revoredo para juegue de seis era una decisión lógica pero fue acertada. Deportivo Municipal tenía ganas de buscar el partido, había tenido sus chances, el árbitro les compró todas, se necesitaba posesión – sí – pero no en la contención – donde entró Revoredo – sino adelante, lejos de nuestro arco, lejos de una jugada afortunada del rival que nos termine costando. En fin. Todos somos generales luego de la batalla. Pero, en este caso, creo que si hubiéramos apostado al juego de siempre – tenencia en ofensiva – nos habría ido mejor.
Por lo demás, fue un partido en el que Municipal nos logró cerrar caminos. La visita planteó un partido cerrado en su cancha y con mucha fricción. Conocedor de sus limitaciones, empezó a construir sobre la base de no dejar jugar a Cristal. Municipal juega a eso: al juego rácano y tacaño. No es criticable, todos tienen sus opciones. Uno puede jugar bien jugando feo. Y así, jugando feo, alineando entre siete y nueve jugadores en su área, contratacando con inteligencia y rapidez, nos anuló el partido.
Cristal se ahogó entre la presión rival (muchas veces malintencionada) y su propia imprecisión. En el partido que necesitábamos estar más finos, fuimos erráticos. De Loba y Josepmir Ballón – tras su desgaste por selección – no podemos reclamar nada. Pero Horacio Calcaterra le restó precisión a su trajín y César Pereyra con Irven Ávila le sumaron ansiedad a la definición.
Como espectáculo, el partido me gusto. Como resultado, definitivamente no. Como lección, creo que ha sido buena. Estos dos puntos que no se quedaron en el Gallardo sirven para mantener el paso pero, sobre todo, para recordarnos que el camino que falta no está pavimentado en oro. Nos van a tocar partidos difíciles, nos van a tocar rivales complicados, defensas cerradas, jugadores que patean todo lo que se mueve, árbitros que pitan contra Cristal para evitar que la prensa comprada por los de siempre les critiquen. Nos falta todo eso. Y es bueno que este plantel recuerde que si bien son los mejores, tenemos que someternos a pruebas constantes.
Mañana martes tenemos la revancha. El descanso de casi tres semanas le permitirá al equipo manejar el trajín de dos partidos en cuatro días. Es en Trujillo. Cancha difícil pero de la que supimos sacar resultados los años que terminamos celebrando. El rival va a ser uno que, a diferencia de nosotros, ya sacó boleto a los play-offs y sólo espera que termine el campeonato para esforzarse al final. Nosotros, tan diferentes, tenemos el boleto y queremos seguir ganándolo todo. La camiseta celeste y sus efectos.
Hay que seguir aplaudiendo, el partido del sábado ya pasó, Cristal sigue expectante.
¿Algo más?
Sí, ¡qué ganas de volver a gritar el golazo de Renzo Sheput! En este país, el fútbol y la magia tienen un sólo hogar: viven en el Gallardo.
Por: Chalo
Director de elcristalconquetemiro.com