La Cancha: Juan Aurich 1 – Sporting Cristal 2
Bajemos un momento los brazos levantados. Esta victoria reconforta. Era necesaria. Nos urgía salir de la senda de derrotas que empezamos a escribir desde que se reanudó el campeonato. Hay que alegrarse, hay que gritar bronca al cielo y … ahí nomas.
Lo preocupante del partido con Juan Aurich no ha sido sólo que el equipo chiclayano nos llegó igual que todos los demás y que fue un Diego Penny enorme el que les negó el grito en más de una vez (como Leao Butrón nos lo negó hace tres semanas). Lo preocupante es que pareciera que esta victoria va a minimizar todos los errores que evitaron que Sporting Cristal sume los puntos que debía sumar en las tres fechas anteriores.
Entonces, de pronto, gracias a un libre indirecto dentro del área y un penal, pareciera que los tres partidos anteriores que perdimos los jugamos a toda máquina y que al frente tuvimos un genio maligno – malo muy malo – que evitó con poderes sobrenaturales que ganáramos. De pronto pareciera que en Comando Técnico y jugadores se instaló el convencimiento que habían hecho tres partidos geniales que no pudieron ganarse por mala fortuna y no los pésimos rendimientos que hemos visto.
No se trata de restregarles estos bajos rendimientos pero sí se trata de evitar que inflen el aerostático y se vayan a la estratósfera ignorando que fueron sus propios errores – de ellos y no de quienes nos sentamos al costado y contamos lo que vemos – los que nos llevaron al extremo del que acabamos de salir.
Ni Cristal jugó bien los partidos anteriores, ni los goles los fallamos por mala fortuna. Como tampoco hemos ganado en Chiclayo apabullando a un Juan Aurich que, así como en algunas ocasiones nos tumba, en otras nos da la posibilidad de revivir. Del trámite del partido en Lambayeque, bien podríamos estar hablando de otra cosa. Entonces … no nos mintamos. No se mientan ustedes, que es lo más importante.
Porque ya sabemos que para Daniel Ahmed y los jugadores, los micrófonos al frente son la oportunidad de decir que ellos hacen todo bien pero que “no alcanzó”. Y bueno, tampoco podemos pedirles que la autocrítica se lance al aire. La autocrítica debe ir por la interna pero … ¿va? Porque una cosa es decir lo que se dice y otra cosa es creersela. Y yo espero que no se la crean porque aún les falta mucho que mostrar. Por eso llama la atención cuando escuchamos a Renzo Sheput quejarse de “la mala leche” con que se criticó al equipo en los partidos pasados como si nosotros deberíamos aplaudir al equipo simplemente porque “trata” – aunque lo haga mal – y a pesar de que son jugadores profesionales, con un nivel superior al que muestran y que simplemente están haciendo menos de lo que deberían.
El sábado recibimos a la Universidad San Martín que tampoco está en su mejor momento pero … eso no ha sido óbice para que nos baje de nuestras nubes varias veces. Si el plantel se está creyendo sus declaraciones, el sábado puede que nos aterricen en nuestra casa otra vez.
Espero que no sea así.
Por: Chalo
Director de: elcristalconquetemiro.com