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La Cancha: Ayacucho FC 2 – Sporting Cristal 2

Penosos espectáculos.

 

El penoso espectáculo de ver a un Sporting Cristal arrinconado y lanzando pelotazos a cualquier lado, renunciando a defenderse con el balón, dio paso al penoso espectáculo del técnico enfurecido contra un jugador de su propio plantel. Éste dio lugar al aún más penoso espectáculo – el más penoso de los cuatro – del técnico pidiendo disculpas públicas. Por último, el penoso espectáculo de un joven jugador que declara a la prensa poniéndose canchero contra su técnico (gracias a Dios tuve paciencia para no responderle al técnico).

¿Dónde estamos?

Empecemos por el final.

Que Chemo Del Solar debió explotar en la intimidad del vestuario es incontrovertible. Su reacción fue a todas luces injusta (tampoco es que Renzo Garcés se haya comido los dos goles ayacuchanos) además de fuera de momento. Por otro lado, sería útil que Chemo del Solar pudiera reaccionar así frente a jugadores pesados del plantel que en los últimos partidos han cometido errores más gordos que el que pudo haber cometido el domingo Garcés. Me hubiera parecido más justo, por ejemplo, que Chemo del Solar llamase la atención con ese desafuero a Jorge Cazulo, Joel Sánchez o Carlos Lobatón por la vergonzoza jugada que nos costó el 1 a 0 frente a Independiente de Santa Fe (pase atrás de Sanchez, displicencia de Lobatón de tomar el balón, taco al rival de Cazulo, gol colombiano).

Pero no es sólo eso. El fútbol ha cambiado un montón en las últimas décadas. Pero creo que no tanto como para que el entrenador de un equipo no pueda llamar la atención – de forma correcta o incorrecta – a uno de sus jugadores. Lo preocupante acá es que diera la impresión que en el camerino de Cristal los papeles están invertidos. Que quien es la autoridad tiene que pedir disculpas por hacer – mal – lo que tenía que hacer: exigir reacción. Y claro, mientras tanto tenemos que ver pasmados cómo Garcés declara a prensa dando a entender que si él no fuera tan genial persona, pues le habría devuelto un revés de palma al técnico por impertinente. El técnico, impertinente. El jugador, el héroe.

Todo de cabeza.

Claro, pensaremos, si Chemo gritaba en el camerino nada hubiera pasado. Y permíteme poner cara de duda. ¿Nada hubiera pasado? Te diría que hay que intentar leer un poco entre líneas y te preguntaría. ¿Por qué grita Chemo? ¿Por qué gritarle desaforado a un jugador que ni siquiera es el responsable directo del empate? ¿Porque todo está normal? Yo dudo mucho que todo esté normal. Creo que la reacción de Chemo es la reacción de una persona que está perdiendo el control de lo que se supone que debería tener controlado. Creo que el grupo lo está excediendo y Del Solar no le encuentra la mano. Así como le pasó en la selección cuando el grupo se le subió encima de la cabeza e hicieron lo que quisieron pasándole por encima. Igualito. Luego, como en Uruguay, Del Solar grita sus frustraciones.

Tal parece que Del Solar tiene cierto problema en manejar camerinos difíciles.

Ahora, ¿esto no se sabía antes? ¿no se evaluó antes cuando se decidió por él como técnico y cuando se evaluó qué tan pesado era el plantel que se le estaba dando?

Mi respuesta: ¡Qué va! ¡Qué se va a haber evaluado nada! Acuérdate: Chemo del Solar no llegó a ser técnico de Cristal por haber sido el mejor evaluado. Chemo del Solar viste el buzo de Cristal porque es amigo de los miembros de la Comisión de Fútbol y porque es compadre de otro dirigente. Entrena en Cristal luego de casi haber bajado a la Universidad San Martín de Porres porque las tertulias con él son interesantes. Por que, en el fondo, cuando pensaron en él para dirigir a Cristal, pensaron en lo entretenidas que fueron aquellas tardes en el hipódromo allá por el 2005 y 2006, en lo genial que sería conversar de fútbol durante los anocheceres en La Florida y en cómo la camaradería se duplicaría, siendo en el trabajo lo mismo de agradable que ha sido afuera.

Y como todos son amigos, los amigos se dejan pasar cosas. Y como a Chemo lo ven como amigo, pareciera que hasta en el camerino le van perdiendo el respeto. Y si no, preguntémosle a Renzo Garcés cómo es que debemos agradecer a Dios Santo de que él sea un jugador joven con paciencia y se hubiera controlado para no mandar a rodar al técnico – y con él a todos sus amigos. Menos mal que tenemos jugadores como Garcés. ¿Eso es lo que debemos decir, no?

En fin.

¿Del partido?

Poco. Cristal hizo geniales 30 minutos demostrando que como equipo está para dar más de lo que nos da semana a semana. Irven Ávila nos dió su mejor rendimiento en años – ¡en años! – anotando un gol y sirviendo otro. Y de ahí sencillamente se hizo cualquier cosa. Renzo Revoredo se ganó una roja inverosímil como la final del año pasado y fue recibido con sonrisas y apoyo por su técnico para quien un Renzo no es igual a otro Renzo. Luego, la desdicha. Cristal tirado atrás haciendo mal lo que todos los rivales nos hacen a nosotros. Ayacucho FC tropezándose con sus propias limitaciones pero demostrando ser más eficiente que nosotros a la hora de marcarle a equipos rácanos que se cierran atrás y se limitan a lanzar balonazos a cualquier lado.

La precisión, el criterio, el orden, se fueron al aeropuerto a tomar el vuelo a Lima y en la cancha del Ciudad del Cumaná quedó un equipo huérfano, desordenado, indolente, a hacer el peor de los presagios de lo que nos va a tocar pasado mañana en La Paz.

Por: Chalo
Director de elcristalconquetemiro.com

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