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Julinho: "Rechacé a Racing por quedarme en Sporting Cristal"

Su pinta ha cambiado, pero sigue siendo el mismo por dentro. Llegó a Sporting Cristal pelucón y con una enorme nariz. Hoy está casi pelado y luce recontra ‘ñato’. Pero sigue siendo el carismático personaje que llegó de Brasil hace muchos 28 años. Julinho se confesó y no ocultó que aún le ‘pican los pies’ cada vez que ve jugar a su querido Sporting Cristal.

¿Cómo llegaste al Perú?

Lula, un amigo que jugó conmigo en Vitória, tenía un cuñado que conocía al presidente de Defensor Lima. Me ofrecían mil dólares y, en esa época, era una fortuna. Al toque me vine.

¿Cómo fueron tus primeros días aquí?

Al inicio, mal. En 1991 el terrorismo asustaba a todos y se decretó ‘toque de queda’. Además, la gente se moría por el cólera (enfermedad). Yo tenía que comprar agua de botella para lavarme la cara. Pensé en regresarme, pero me convencieron…

¿Es verdad que casi firmas por Alianza antes de llegar a Sporting Cristal?

Un día me tocó la puerta un dirigente de Alianza y me ofreció el contrato. Todo estaba casi cerrado.

¿Al final qué pasó? ¿Por qué decidiste jugar en Sporting Cristal?

Al día siguiente todo se cayó. ¿Sabes qué me dijo el dirigente? “Parte de la dirigencia no está de acuerdo. Dicen que eres ‘jugador de equipo chico’. Otros no quieren porque eres rubiecito y de ojos claros, y eso no funciona en Alianza. Aquí son morenos”.

Así apareció Sporting Cristal…

Me puse triste por lo que pasó, pero como dicen las cosas suceden por algo, José Carlos Amaral me llamó en 1993 y me propuso ir a Cristal. Acepté y fui ‘volando’.

¿Quiénes fueron tus primeros amigos en Sporting Cristal?

El profe Amaral y Marquinho. De ahí me hice amigo de todos. Cristal fue mi segunda familia.

¿Quién fue tu mejor técnico?

Tengo tres. Amaral, que me llevó a Cristal; Sergio Markarián, quien nos llevó a la final de la Libertadores, y Juan Carlos Oblitas, nuestro ‘papá’ y amigo.

¿Cómo era la dupla con Luis Bonnet?

Hicimos una dupla magnífica, Bonnet tenía una cabeza fantástica. Todos los goles que hice en la Copa fueron por él.

¿Cuál es el rival que más te ‘gomeó’ en la cancha?

Varias veces pensé en denunciar al ‘Puma’ Carranza por intento de asesinato (risas). Me metía las patadas más duras. Yo le decía que era ‘vieja’ y ‘bruja’. Y él me respondía: ‘Cállate, loro, rata con loro’. Sin embargo, todo quedaba en la cancha. Somos amigos.

¿Es cierto que te operaste la nariz y te arreglaste los dientes porque te hacían ‘bullying’?

Nunca me preocupó mi nariz y los dientes salidos, le tenía terror al dentista. Pero un cirujano me dibujó en la computadora cómo iba a quedar mi nariz. Me gustó y me operé. Hizo un gran trabajo, ¿no?

¿Cómo calificas tu experiencia en la Selección Peruana?

Fueron momentos maravillosos. Con Juan Carlos (Oblitas) se formó un lindo grupo y se hizo un campañón. Lástima que nos quedamos por diferencia de goles. Estuvimos ahí nomás de jugar el Mundial de Francia 1998.

¿Te costó aprenderte el Himno Nacional?

Tuve que estudiarlo en menos de una semana. Tenía que entonarlo bien, porque no me daban la nacionalización. Felizmente, el ‘Chorri’ Palacios me ayudó.

¿Qué recuerdos te trae la Copa Libertadores de 1997?

Fue un año difícil porque murió mi padre, la persona más importante de mi vida. Los dos partidos con Racing se los dediqué a él y me iluminó desde el cielo. Jugué bien y clasificamos a la final.

Prácticamente retiraste del fútbol a Carlos MacAllister…

Cuando Maradona vino para un partido de exhibición, me dijo: “Acá está MacAllister”. Él se me acercó y pensé que me iba a pegar: “Me mandaste un baile”, dijo, entre risas.

¿Sigues pensando en qué hubiera pasado si metías ese gol en la final ante Cruzeiro?

Aún tengo pesadillas por no haber ganado la Libertadores. Nadie duerme tranquilo después de perder a su papá, la Copa y la clasificación al Mundial. Ese año perdí lo que más quería. Si metía ese gol, ahorita tendría una estatua de oro hasta en el aeropuerto.

¿Es verdad que Racing te quiso contratar después de esa Copa Libertadores?

Racing me lanzó una propuesta. Boca, Gremio y en Austria también me querían. Tenía 31 años, pero preferí quedarme en Cristal por amor a la celeste. Fue una de las mejores decisiones de mi vida.

¿Extrañas que la barra cante ‘Y ya lo ve, ese es Julinho y su ballet’?

Yo amo a la hinchada de Cristal. Fui el primer jugador al que la barra le llevó una torta en su cumpleaños. Todos me cantaron ‘Happy birthay’ en el ‘Gallardo’. Esa vez lloré como un niño.

¿Fue difícil dejar el fútbol?

Mucho. Después que me retiré, no fui al estadio por un año. Aún no lo aceptaba. Yo me quería meter a la cancha, tenía muchas ansias. Cristal es mi vida.

¿Te molesta que te digan ‘pavo’?

Nunca me ofendió que me digan así. Además, los pavos son lindos. Si así le dicen a los de Cristal, entonces yo me considero un ‘pavazo’. Y uno muy feliz.

¿Qué significa Cristal para ti?

Es mi casa. Cristal, para mí, es el cielo. Yo no necesito morirme porque ya estoy ahí. Soy como un avatar, porque mi cuerpo entero es celeste. Mi alma también lo es.