CRÓNICAS

Hemeroteca: Sporting Cristal 4-1 Racing Club. Crónica de un baile para la historia

Habrá que preguntarle a la almohada si este sueño, hermoso y lindo, es real, si tiene vida propia y no la que el inconsciente le otorga. Habrá que preguntarle al cielo si esta falsa noche veraniega tiene algo de mágica porque la atmósfera es celeste y triunfal, porque en Lima y en cada ángulo del país lo único que se respira es fútbol y triunfo, es hazaña y milagro, es glorioso y es peruano.

Habrá que preguntarle a alguien si este lindo sentimiento callejero que se expande rápidamente es cierto. Por último, habrá que decirle al fútbol peruano que ésta es una señal muy clara de que vamos bien, por el camino correcto. Por primera vez en su historia, Sporting Cristal se ha metido en una final de la Copa Libertadores de América. Y lo hizo de una forma inmensa y magnífica, goleando 4-1 a Racing Club de Argentina. Ahora falta un último esfuerzo, nuevamente ante el Cruzeiro de Belo Horizonte el próximo miércoles en Lima.

Los hombres clave

Cristal demostró la noche de un 30 de julio de 1997 que tiene fútbol suficiente como para derrotar a cualquiera. Han pasado varios clubes importantes y a todos estos equipos los ha dejado en el camino. Tiene un plantel que se ha jerarquizado con el correr de los partidos y tiene en Sergio Markarián a un estratega —decirle técnico tal vez quede corto— que siempre tiene un as bajo la manga, un conejo en la galera. Setenta días después que se confirmara el pase de Nolberto Solano a Boca Juniors, uno puede asegurar que el presidente Francisco Lombardi hizo bien en negociar a Ñol para estos partidos de semifinales de la Copa.

Lo de Solano anoche fue genial. Demostró, como si aún quedarán dudas, que es uno de los mejores jugadores peruanos del momento, que mantiene una alta regularidad desde hace meses, que es un todoterreno, que puede jugar en cualquier lugar de la cancha y que con ese estupendo pie derecho talla 41 puede hacer maravillas.

El propio Ñol, a las 9:35 p.m. colocó el detalle final al decretar el 4-1. Una vez más dejó el sello en un tiro libre hermoso, una pinturita de este chico de 22 años que tiene pasta de crack.

Pero, así como Solano se jugó un excelente partido, hay que ser justos y decir que estuvo bien secundado por el ghanés Prince Amoako y Julinho (lo que hizo con Mac Allister fue humillante). Ellos, sumados a Julio Rivera y su formidable despliegue, se adueñaron de una noche larga, maravillosa e inolvidable.

Ahí nomás en el escalón individual está ese otro todo-terreno que es Jorge Soto. Luego, el resto, todos en un alto nivel. Y, como siempre en esta clase de partidos, apareció Julio César Balerio para dar seguridad y manejar el partido desde su humilde y generosa posición de arquero.

Hermosos goles

Tiene el look de Ronaldo y por ahora tiene también su cuota goleadora. Luis Alberto Bonnet se ganó merecidamente a la gente. El pelado metió el primero luego de una excelente jugada de Julinho y selló el 3-1 de cabeza, repitiendo lo realizado una semana antes sobre los cuerpos de esos toscos y malintencionados Galván y Ubeda, centrales de Racing.

La joya de la noche estuvo en los pies de Julio Rivera. El ‘Coyote’ marcó el 2-1 en el momento justo, sobre el final del primer tiempo y antes de ir a vestuarios. El impresionante zig zag terminó en un bello gol.

Pero antes que llegara toda esa alegría hubo un instante de susto. Fue cuando Marcelo Delgado hizo lo único que sabe: goles. Marcó el transitorio 1- 1 y el silencio y las dudas se apoderaron de todas las almas presentes en el Estadio Nacional.

Con un gol más los celestes forzaban la definición por penales. Con dos el acceso a la final era limpio y directo. Fueron tres, como para no dejar dudas sobre la inmensa superioridad del cuadro de Markarián.

El partido ha terminado y los celestes se dirigen al vestuario. Hay lágrimas en sus ojos, hay emoción en sus rostros, hay felicidad en sus corazones. Ya la goleada está consumada y es tiempo de festejar.

Sporting Cristal ha destrozado a su rival de turno; la final de la Copa Libertadores está en casa. Y el trofeo está a dos pasos. Habrá que decirle ahora a la almohada que sí, que el sueño aún no ha terminado. Lo lindo es que el final que todos imaginamos es posible.

Publicado en la revista ONCE – 1997