Hemeroteca: Julio César Uribe repasa su carrera
“El Diamante Negro” fue el título que se ganó Julio César Uribe en los años 80. Un futbolista dotado de un regate y una técnica extraordinaria. Uribe representó el juego creativo, elegante e impredecible de la selección peruana. Fue imparable entre amagues, enganches y remates.
Julio César, nació en Lima, el 9 de mayo de 1957, y sin ser emperador conquistó Italia en 1982. A sus 63 años el hombre que abandonó el boxeo para popularizar “la elástica” en el fútbol, recuerda su paso por el Cagliari de Italia, un fichaje que lo llevó al Calcio a los 24 años.
Uribe deslumbró en las Eliminatorias al Mundial España 82 y en la Copa Libertadores con Sporting Cristal. Fue considerado como uno de los tres mejores jugadores de América del Sur junto al argentino Diego Armando Maradona y al brasileño Arthur Coimbra “Zico”.
¿Qué es lo que más te sorprendió en tu arribo al fútbol italiano?
Quedé encantado con la logística y el trato que le daban al ser humano antes que al jugador.
Era una época en que las distancias entre Europa y América del Sur eran mayores
¿Tu proceso de adaptación fue complicado?
No tuve periodo de adaptación. Apenas llegué jugué y en los primeros seis meses fui considerado como el mejor jugador extranjero del Calcio, que en esa época era la mejor liga del mundo.
¿Tuviste la posibilidad de pasar a uno de los grandes clubes como Juventus, Roma o Milán?
Tuve pero no se dio por un desacuerdo con el técnico. Hubo una pequeña para en el torneo, yo venía un poco golpeado pero aproveché esos días para entrenarme como nunca y regresar con todo, sin embargo, el técnico puso a otro compañero. Yo consideré que estaba en mejores condiciones y se lo hice saber de forma educada. Pero fue un error mío.
¿No entendieron tu posición?
Por más que después organicé una cena para todo el plantel y en ella ofrecí disculpas a mis compañeros y al cuerpo técnico las cosas no volvieron a ser las mismas. Se me tildó de conflictivo y eso no ayudó a que los equipos grandes continuarán con su interés por contratarme.
¿Estuviste en el fútbol italiano hasta qué año?
Hasta el 1985. Terminó mi contrato y Universitario se interesó en mí pero apareció el Junior de Barranquilla y compró mi pase. Eso permitió mi paso extraordinario por Colombia donde jugué en el Junior y luego en el América de Cali.
¿También llegaste al fútbol mexicano?
Estuve en un equipo grande el América. En México y Colombia fui figura y goleador de mis equipos sin ser delantero.
¿Por qué crees que son pocos los jugadores peruanos que llegan a los torneos europeos mientras jugadores de otros países sudamericanos tienen mayor presencia?
El futbolista peruano tiene que entender que, históricamente, nunca hemos sido prioridad para el mercado europeo. Pero, ojo, eso no quiere decir que no tengamos las condiciones para triunfar en el viejo continente, solo tenemos que trabajar el triple que un argentino o un brasileño para llegar y parte de ese trabajo está en la mentalidad y disciplina; en pocas palabras hay que ser un profesional del fútbol con todas sus letras. Si eso no se entiende no se puede tener presencia internacional.
Estás considerado como uno de los mejores delanteros en la historia del fútbol peruano. Ahora el único goleador que tenemos es Paolo Guerrero. ¿Cómo solucionar ese déficit de gol que se dará con el retiro de Paolo?
Mira. En nuestro medio se le dio la Unidad de Menores a un técnico extranjero por más de cinco años. Estuvo a cargo de todas las selecciones menores y ¿cuál ha sido el surgimiento de nuevas figuras? ¿dónde están los jugadores que pueden ser alternativa de renovación?
¿Qué se debió hacer?
Es una respuesta que necesitaría de muchos ámbitos. Pero te doy uno. Así como hay un preparador de arqueros, se ha debido trabajar con un preparador de delanteros y volantes de cara al gol para perfeccionar la llegada y la definición.
¿Cuál crees que es la clave para generar nuevos jugadores?
Son muchos aspectos, pero hay un concepto esencial que nunca se debe olvidar: para formar buenos jugadores, debemos formar buenas personas.
¿Por qué no ha vuelto a salir un 10 como Uribe en la selección?
No me gusta entrar en comparaciones y, además, los chicos que han llevado la 10 en la espalda como El Chorri Palacios y Cueva son unos cracks a los cuales considero y estimo. Lo que si puedo deducir es que cada vez salen menos jugadores de mis características porque ahora se prioriza el toque en primera y se evita el traslado del balón, entonces hay pocos jugadores que se atrevan a encarar y gambetear con pelota dominada de cara al gol.
¿Cuál consideras que fue tu mejor partido?
Tengo que mencionar dos. El primero, en el 81 en Copa Libertadores contra River Plate en Buenos Aires. Les íbamos ganando 2 a 0 y nos expulsaron a tres compañeros, con bronca incluida, y nos voltearon el partido. El otro, que si acabó con triunfo, fue en las Eliminatorias a España 82, contra Colombia en Lima. Ese día fue inolvidable.
¿Y cuál fue tu mejor gol?
Por la trascendencia, el segundo ante Uruguay en Montevideo cuando ganamos 2-1 en las Eliminatorias al mundial de España. Por estética, uno que hice en Colombia jugando para el Junior donde gambeteé a medio equipo rival ante de definir.
¿Y tu mejor temporada?
Con Sporting Cristal del 79 al 81. Aunque puedo decir con orgullo que he destacado en cada lugar al que fui. Futbolísticamente siempre respondí.
En tu etapa como director técnico ¿a quién consideras como el mejor dirigente que conociste?
Tengo dos nombres. Nicolás Delfino y Manuel Burga. Más allá de los resultados de sus gestiones, valoro en ellos su calidad como personas. A veces es fácil calificar y criticar el resultado de sus etapas sin conocer todo lo que pasa en la interna.
¿En que área le gustaría trabajar para aportar toda su experiencia?
Tengo más de veinte años de experiencia como DT y siempre me capacite para ser un profesional bien preparado capaz de aportar valor desde cualquier cargo inherente al futbol. Yo soy un resiliente.
Me he enfrentado a argollas e injusticias. He visto todo lo que puedas imaginar dentro de este deporte y, sin embargo, sigo priorizando el lado humano del deportista, tengo la autoridad moral y el cariño hacia mi país para trabajar honestamente.
Quiero ser un generador de sonrisas porque el fútbol debe formar buenas personas y darle felicidad al país.
Publicado en la revista ONCE