Por la forma en la que se iba a disputar la última fecha del Torneo Clausura, el Estadio San Martín era el lugar donde se concentraban las más diversas emociones. La barra del Sporting Cristal, apostada sobre la tribuna popular, estaba pendiente de lo que podía hacer su equipo frente al Deportivo Municipal, y, al mismo tiempo, atenta a lo que ocurría en el Cusco con Sport Boys, y con Alianza en Matute.
Por su parte, los seguidores del Deportivo Municipal esperaban lo imposible: vencer como visitantes al equipo más sólido del fútbol peruano, y al mismo tiempo hacían fuerzas porque Universitario venciera en el Estadio Nacional a Lawn Tennis, su rival directo por la baja.
Entonces los aparatos de radio cobraron una apariencia mágica. De las distintas voces que salían desde sus transistores dependían tristeza y la alegría. Por eso era una tarde especial y la emoción en el San Martín estaba garantizada, ocurriera lo que ocurriera.
Volvió la fiesta
Agosto era un mes especial para los hinchas celestes porque se cumplía un año de aquella final de Copa Libertadores que se les escapó de las manos por un gol. Los hinchas aún recordaban aquel equipo de Sergio Markarián.
Pero agosto de 1998 no fue un mes para celebrar porque el actual equipo estaba sumido en una profunda crisis de resultados. Ya se había retirado el chileno Miguel Ángel Arrué y había llegado el colombiano Luis «Chiqui» García, pero los triunfos seguían sin aparecer.
El equipo había terminado a siete puntos de Universitario en el Apertura y en las tres fechas que se llevaba jugadas del Clausura, Cristal se ubicaba en el noveno lugar con sólo tres puntos, lejos del líder Boys.
Llegó el primer cambio. Franco Enrique Navarro Monteiro dejaría de ser asistente para pasar a convertirse en el nuevo técnico de Sporting Cristal. ¿Qué cambió desde ese momento? Imposible decirlo en una sola palabra.
Es obvio que este Cristal de Navarro está muy lejos del Cristal del Chiqui. El cambio fundamental se ha producido en el sentimiento del grupo. El mérito del nuevo entrenador ha sido poder superar el bajón anímico que fue arrastrando el equipo desde mediados de 1997.
Este nuevo equipo celeste tiene una moral ganadora muy fuerte, la voluntad para ser campeón; y se nota en los últimos resultados que han obtenido, sellados con la goleada del domingo ante Municipal.
Además está la reaparición de algunas figuras que estuvieron lejos de su nivel. El caso más claro es el del paraguayo Javier Ferreira. El volante llegó de Colombia con el cartel de ser el mejor extranjero de ese país la temporada pasada, pero al principio no tuvo actuaciones destacables con Cristal, sino una constante intermitencia.
Desde que llegó Navarro, Ferreira es otro. Fue elevando su producción y actualmente se ha convertido en el mejor enganche del fútbol nacional. Tiene llegada, buen toque, da certeros pases al vacío y encara sin temor a las defensas rivales, llegando al gol.
La clave está en que el paraguayo tiene puesto fijo, se mueve libremente delante de los volantes, lo que le permite tener un amplio panorama del campo contrario. De esta manera han llegado los estiletazos que constante mente mete para los piques de Mendoza, Soto o Nilson.
Pero la labor motivadora de Navarro tiene su punto más alto en Andrés Mendoza. El chinchano dejó de ser el volante ancla de la época del Chiqui para convertirse en la punta más efectiva de los celestes. El moreno había demostrado pinceladas de talento ante River Plate por la última Copa Libertadores, pero con la confianza reiterada que le dio Navarro ha encontrado el ritmo de competencia suficiente para convertirse en la pesadilla de los rivales.
Dueño de una gran movilidad, habilidad y un potente remate, el Cóndor Mendoza se ha convertido en uno de los puntales de este renovado Cristal. Pisa el área y dentro de ella muy pocas veces perdona.
Otro que volvió fue Jorge Soto. Se hacía extrañar el talento del Camello. Las razones acerca de su bajón hablaban de cierto malestar por no haber conseguido emigrar a Inglaterra antes del inicio del Clausura. Ello hacía necesaria la presencia de un técnico que supiera volver a motivarlo. Con la llegada de Navarro, Soto ha vuelto por sus fueros.
Sus corridas de treinta o cuarenta metros y letales definiciones han vuelto a alegrar los estadios. Incluso ahora se anima a hacer piruetas efectivas, como el gol de chalaca ante Municipal, y sigue creciendo. ¿De qué juega Jorge Soto en este esquema de Navarro? De todo. Así de simple.
Alianza está en la mira
Soto, Soto, Nilson, Soto, Ferreira, Mendoza y Julinho. Podría parecer la letra de una canción para niños pero fue la tonada que se celebró el domingo en el estadio San Martín. A su ritmo aparecieron los goles, las olas humanas sobre las tribunas y un baile debido al cual el portero Silvestri tuvo que ingresar siete veces hasta el fondo de su arco para recoger la pelota.
«Creo que tanto Alianza Lima como Sporting Cristal hicieron los méritos necesarios para su recuperación. Mis jugadores han dado muestras de que son muy profesionales, que tienen un amor propio inmenso y mucha capacidad. El del miércoles será un partido nuevo, distinto, con otras motivaciones y, más allá de la cantidad de goles que hicimos hoy, Cristal es un equipo muy sólido que merece reconocimiento », señaló Navarro al final del partido.
Los números también hablan por el técnico. Finalizaron el Clausura convertidos en el equipo que obtuvo más triunfos —trece contra once de Alianza Lima— y tienen la delantera más efectiva: 41 goles en 22 fechas (casi dos goles por partido). Si a ello le sumamos el retorno de Marcelo Asteggiano a la zona defensiva —de la cual estuvo ausente por lesión durante casi un mes y medio—, el buen nivel que ha alcanzado el paraguayo Ferreira como enganche y el despliegue de Erick Torres y Serrano se desprende que este equipo cuenta con una fuerte columna vertebral, buenas individualidades y una banca de alto nivel.
¿Cristal le puede ganar a Alianza? Hay un antecedente cercano que dice que sí. Fue cuando el equipo de Navarro derrotó en Matute a los blanquiazules por 2-0 hace poco más de un mes. Claro que todos los partidos son historias distintas, pero siempre es bueno saber que en el último enfrentamiento resultaron ganadores. Más allá de números y de partidos pasados está el presente del equipo del Rímac. Sólido, goleador y con un alto nivel en cuanto a individualidades se refiere, este Sporting Cristal de Navarro no sólo le pue de ganar a Alianza sino que también puede hacer lo propio con Universitario de Deportes.
Los celestes dejaron el San Martín en un bus grande, con lunas polarizadas, pero riendo y firmando autógrafos encima de todo lo que les alcanzaban: gorras, vinchas, banderas, pelotas, etc. En los alrededores esperaban los hinchas, agradecidos por la tarde de buen fútbol. En el Rímac saben que sólo de penden de sí mismos y eso, de por sí, lo consideran una razón para la tranquilidad luego de varias fechas de angustia. Con fe y optimismo preparan el partido ante Alianza, donde esperan repetir los gritos, donde esperan que la melodía celeste vuelva a tocar.
Publicado en la Revista Once
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